Eso dice el refrán.
Totalmente de acuerdo.
Pero también es cierto, que el gaitero es el que decide cuánto va a cobrar, si lo que toca es:
- Difícil de tocar.
- Único.
- Especial para ti.
- …
Si haces algo que nadie pueda hacer, o solo una cantidad mínima de personas, puedes marcar tu precio.
No tiene que ser algo difícil. No tienes que estudiar una carrera.
Solo que alguien lo desee y esté dispuesto a pagar por ello.
Piensa.
¿Cuáles son tus conocimientos, fortalezas y debilidades?
¿Quién necesita lo que tú sabes?
Ahora viene lo más difícil de todo:
Poner el precio y salir a vender.
Aquí es cuando el que sale de fiesta es el síndrome del impostor, a pasárselo pipa:
- No me gusta vender.
- Nadie me comprará si encima subo los precios.
- Hay profesionales mejores.
- ¿Quién soy yo?
Y un largo etc..
El problema más gordo de todos es la mentalidad.
Si no la cambias, será imposible que te ganes bien la vida vendiendo tus productos y servicios.
Tendrás peores clientes y nunca tendrás libertad.
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